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Historia: Cuarta Parte. "La Guerra Lupina"

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Mensaje por Admin Mar Mar 08, 2016 11:23 pm

Tras las muchas pruebas hechas por los Drows, al final el gran nigromante Etäel logra combinar el ADN de los lobos, seres poderosos por naturaleza, y los humanos, creando unos seres practicamente imparables, y los cuales incluso los diestros Drows tenían muchas dificultades para vencerlos diez a uno.

El gran nigromante Etäel informa a su reina, la hija de Anádë, Eonádë, y ésta informa a su general, la gran Lótiel, la cuál había participado en la Gran Guerra y había ascendido a general tras las cruentas batallas lideradas por ella.

Pronto, la reina Eonádë manda un regimiento de sus mejores ejércitos, acompañado de la gran general Lótiel y del gran nigromante Etäel y sus compañeros que saben usar el control animal sobre los lupinos.

Con gran facilidad, y enviándo a los lupinos en primer lugar, y después llegando los ejércitos de los Drows, conquistan una de los grandes pueblos de los Altos Elfos, Iwaor, y esclavizando a los Altos Elfos que no fueron exterminados.

El líder de los Altos Elfos, Belylad, envía a sus mejores soldados a conquistar Iwaor, y envía a un grupo de magos experimentados junto a sus nuevos aliados, los humanos, los cuáles son sorprendidos en su intento de asediar su propia ciudad por los lupinos y los Drows, y los humanos son esclavizados, siendo de nuevo experimentos del gran nigromante Etäel y hacen nuevas armas (Licántropos) para poder seguir conquistando las zonas de guerra.

En menos de dos años, el territorio de Ordocia es conquistado completamente por los Drows, y la reina Eonádë se mueve al territorio para poder dar las órdenes directas desde allí.

Desde Ordocia los Drows continuan organizando su asedio y sus tropas para poco después iniciar otra ofensiva contra el siguiente territorio, Indand. Los Altos Elfos defienden esa región con la ayuda de los Enanos, con los cuales tienen varios pactos, y los humanos. Sin embargo, el poder de los licántropos es mucho mayor y también el número de ejércitos, por tanto toda la región de Indand termina siendo conquistada por los Drows.

Los Altos Elfos, al ver que han perdido las dos Torres de Magia, deciden tentar a la suerte intentando infiltrar a un grupo de sus mejores espías a través de un portal secreto en estas Torres, que los Drows no conocen. Su plan sale a la perfección y además tienen la suerte de encontrar, en la Torre de Tendtan, al gran nigromante Drow totalmente indefenso, por lo que lo capturan y se lo llevan a sus territorios, pero antes de volver sellan el portal mágico para que los Drows no puedan atravesarlo.

Al enterarse de la captura del gran nigromante, la general Drow decide aumentar las ofensivas para salvar al nigromante, mientras los Altos Elfos se defienden como pueden mientras intentan sacarle información al nigromante. El avance Drow se detiene en Indaia, donde los Altos Elfos se han dejado el resto en sus defensas para que el ejército Drow no alcance su territorio principal, Theonanar. Los mejores ejércitos de los Enanos también colaboran con los Altos Elfos en esta defensa. Intentan pactar una tregua pero los Drows prefieren exterminarlos a todos, la reina Eonádë no quiere negociar con los Altos Elfos porque busca la venganza después de que su madre, Anádë, muriese en la Gran Guerra.

Sin embargo, el nigromante, con el paso del tiempo, decide revelar información de Estado puesto que cree que su ejército está perdiendo la guerra, y ante la amenaza de muerte prefiere confesar y no morir. Los Altos Elfos, al conocer el secreto de las nuevas armas Drows, los licántropos, deciden dejar de mandar humanos a la guerra para que los Drows no los capturen y aumenten el número de licántropos. Además, como el nigromante les ha contado los secretos del control animal, comienzan a entrenar a sus tropas para que consigan dominarlo y puedan defenderse mejor contra los licántropos.

Poco después de un año de que comenzara el asedio de Indaia, los ejércitos de la defensa de allí están prácticamente mermados y los Drows continúan avanzando. Los Altos Elfos deciden iniciar una ofensiva con los nuevos poderes que han estado estudiando para tratar de combatir a los licántropos, el control animal, intentando que los Drows no les arrebaten Indaia. El rey de los Altos Elfos, Belylad, se une al combate, envalentonado con su nuevo poder, y con un gran ejército detrás. Ambos ejércitos tienen una cruenta batalla en el territorio de Eknar, más tarde conocida como la Batalla de Eknar. El control animal de los Altos Elfos no es tan poderoso como el de los Drows y no consigue frenar la ofensiva de los licántropos, pero sin embargo si que consigue disminuirla. Los licántropos cada vez se encuentran más confusos y sus partes más humanas, poco a poco, comienzan a aflorar.

Durante esa batalla, el rey Belylad tiene un enfrentamiento directo contra un poderoso licántropo. Intenta controlar su mente con el control animal, creyendo que va a conseguir frenar su ataque. El licántropo no da su brazo a torcer, y a pesar de estar a punto de no atacar a Belylad, consigue superar el control animal y le hace una herida mortal, ya que el rey estaba demasiado concentrado en el control animal. Con sus últimas fuerzas intenta defenderse del licántropo y consigue matarlo clavándole su espada en el corazón. Sin embargo, la herida del licántropo termina matándolo en el campo de batalla.

Algunos de los magos Elfos más poderosos consiguen capturar, con el control animal, a algunos licántropos. La Batalla de Eknar llega a su fin con la muerte de Belylad y frena el avance de los Drows, ya que estos se dan cuenta de que han perdido parte de su ejército, por tanto deciden reagruparse para volver a aumentar sus fuerzas.

Mientras, los Altos Elfos están en busca de un nuevo rey. Recuperan el cuerpo y el arma de Belylad del campo de batalla y, los nobles más altos y los magos más poderosos hacen un concilio para liderar, temporalmente, a los Altos Elfos, ya que Belylad no tuvo ningún descendiente directo.

En la Batalla de Eknar, un grupo grande de Elfos se desmoralizan ante la muerte de su líder y ven perdida la guerra. Por ello, deciden dejar de enfrentarse a la superioridad de los Drows y renegar de su pueblo, exiliándose y yéndose a vivir a bosques y montañas siempre en pequeños poblados nómadas. Con el tiempo, serán perseguidos por abandonar a sus tropas.

Una vez recompuestos, los Drows inician una gran ofensiva, conquistando al fin todo el territorio de Indaia y avanzando por las fronteras de Theonanar. Cuando todo parece perdido, los Altos Elfos deciden “contraatacar” con los licántropos que habían capturado. Estos licántropos han despertado su mente más humana y son enviados a la guerra para frenar a sus semejantes. Antes de que la capital de Theonanar sea asediada, el líder licántropo de los Altos Elfos, Amadeus, se infiltra en los ejércitos Drows como un licántropo más y poco a poco va haciendo que la parte más humana de los licántropos vaya despertándose. Mientras los licántropos van enfrentándose entre sí, los de los Drows con los de los Altos Elfos, y esto confunde a los licántropos de los Drows, los cuales no entienden por qué se atacan a sí mismos.

Este hecho supone un gran cambio en la guerra, puesto que la mayoría de los licántropos comienzan a despertar sus lados más humanos y deciden revelarse contra los Drows, los cuales los controlan contra su voluntad. La guerra comienza a cambiar para los Drows, los cuales poco a poco se van replegando y van perdiendo, de nuevo, los territorios. Los Altos Elfos recuperan Indaia e Indand, y los Drows se repliegan en Ordocia y mantienen allí la guerra. La hija de Anádë, Eonádë, reina de los Drows, se da cuenta de que los Drows vuelven a estar en inferioridad y que su única arma, los licántropos, se ha vuelto en su contra. Por tanto, intenta trazar un pacto con los líderes de los Altos Elfos para que la guerra termine. El concilio de los Altos Elfos acepta pero con ciertas condiciones.

El pacto entre los Altos Elfos y los Drows dice que los Drows se quedan con el territorio de Ordocia y la guerra termina, pero que para ello deben liberar completamente a los licántropos y destruir la Torre de Magia de allí. Los Drows aceptan las condiciones, pero antes de destruir la torre, la saquean y se quedan con los conocimientos de allí. Los Drows se establecen en Ordocia finalmente.

Los licántropos, una vez liberados y bajo el mando del líder Amadeus, cuando ya son completamente conscientes, exigen a los Altos Elfos quedarse con algún territorio en el que poder habitar. Los Altos Elfos, como no quieren volver a perder sus territorios, les ofrecen a los licántropos quedarse con las tierras del sur de Theonasya, y los licántropos aceptan de buena gana, habitando finalmente en los territorios de Corac, Urevova y Zanandus.

La guerra lupina, con este pacto y con el reparto de territorios, llega a su fin.
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